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sábado, 23 de agosto de 2014

Jungla (protesta)

Alguna vez quise estudiar veterinarias.

Me interesaban los animales y se me cruzó por la cabeza, necesitaba un cambio y simplemente lo elegí.
Y tenía dos buenas razones.
DOS:
  1. Quería entender a los animales.
  2. Y salvarlos  (que arrogancia).

Eso era realmente. No deliraba en ansias de ser el Vademecum humano, ni la entusiasta de las cirugías; tampoco me desvivía por ser una erudita de laboratorio. Quería entenderlos y ayudarlos a que no se mueran.
La segunda razón estaba más  en llamas que la primera. Y me parece que por un tiempo se transformó en la principal razón.